La única premisa que teníamos era el color. Un tono de rosa ni demasiado pastel ni demasiado chicle.
Elegimos los molinillos de viento como elemento decorativo. Con ellos realizamos el backdrop entre el ventanal que lindaba con el jardín y la columna. La mesa en bloque para 30 personas no dejaba muchas más opciones.
Dispusimos una mesa de dulces con los regalos personalizados por edades y las golosinas.
Los molinillos de viento se repiten en el packaging de los regalos. En estos aprovechamos las blondas para personalizar cada regalo.
Para los matrimonios se quería repartir una foto de la niña. En vez de rentregarla en mano se incluyó en el packaging. Realizamos un marco de papel con pestañas para poder retirarla con facilidad.
Para las golosinas preparamos unos cucuruchos de papel para que cada niño se sirviera a su gusto.
Esta decoración sirvió como fondo para el photocall, pues a medida pasaron a recoger su regalo se hicieron la foto de recuerdo.
Aunque fue un trabajo sencillo gustó mucho, tanto a los comensales como al personal del hotel.
Gracias!